100 ml de aceite (prefiero aceite de girasol, pero también se puede usar aceite de coco)
100 ml de leche (tibia, la suficiente para mezclar fácilmente)
1 cucharadita de canela molida (opcional, pero le da un toque especial)
Una pizca de sal
Esencia de vainilla o azúcar de vainilla, al gusto (aproximadamente 1 cucharadita)
Para la salsa/decoración (si se desea):
Crema agria o yogur griego para servir
Miel o jarabe de arce (Opcional) Azúcar glas para espolvorear
Preparación
Paso 1: Comenzamos con las manzanas: peladas y cortadas en cubitos o rodajas finas, según prefieras, aunque recomiendo que los trozos pequeños se integren mejor en la masa. Si quieres darles un toque extra de sabor, puedes rociarlas con un poco de zumo de limón para evitar que se oscurezcan. En un bol grande, casca 2 huevos y bátelos ligeramente con unas varillas o batidora hasta que estén espumosos y adquieran un color amarillo pálido. A continuación, añade el azúcar (recomiendo añadirla en dos tandas: la mitad ahora y el resto a la masa seca, para que no sea difícil de batir).
Paso 2: Después, añade con cuidado el aceite y la leche tibia. El aroma empieza a ser delicado, dulce y fragante, y la textura líquida está lista para recibir la harina. En otro bol, tamiza la harina, la levadura en polvo, la canela y la sal. Es fundamental tamizar la harina para conseguir un bizcocho esponjoso y suave, como un paño fino en la lengua. Si te saltas este paso, el pastel puede quedar más pesado.
Paso 3: Incorpora gradualmente los ingredientes secos a la mezcla húmeda. Con una espátula o cuchara de madera, mezcla suavemente con movimientos amplios de abajo hacia arriba para no perder el aire incorporado. Añade también la esencia de vainilla. La textura de la masa debe ser cremosa, ligeramente líquida, no muy densa. Si es necesario, puedes añadir un chorrito de leche.
Paso 4: Ahora es el momento de añadir la manzana troceada y las nueces picadas gruesas. Las nueces deben quedar crujientes y los trozos de manzana no deben perderse en la masa; cuanta más manzana añadas, más jugoso y aromático quedará el pastel. Mezcla rápidamente para no aplastar las manzanas, sino solo para distribuirlas uniformemente.
Paso 5: Forra una bandeja de aproximadamente 25 x 30 cm con papel de hornear o úntala con un poco de mantequilla y harina para que no se pegue nada. Vierta la masa en la bandeja y alísela con una espátula. Puede espolvorear unas nueces enteras o rodajas de manzana por encima para decorar y conseguir una textura extra crujiente después de hornear.
Paso 6: Hornee el pastel en el horno precalentado a 180 °C, con calor arriba y abajo, en la rejilla central, durante unos 35 minutos. Tenga en cuenta que el tiempo puede variar según su horno, así que haga la prueba del palillo: si sale limpio, ¡el pastel está listo! Al sacarlo del horno, déjelo enfriar un poco antes de cortarlo; el aroma a manzanas maduras y nueces inundará la cocina con un aroma irresistible.
Variaciones y consejos