. A continuación, añadimos los huevos uno a uno y batimos hasta obtener una masa suave. Paso 2: Añadir el yogur. El yogur se incorpora suavemente para mantener una textura homogénea, brillante y ligeramente similar a una mousse. Paso 3: Horneado suave y controlado. El pastel se hornea a baja temperatura para obtener una textura sedosa y suave: 160 °C (325 °F) durante 35 a 40 minutos. Dejar enfriar completamente antes de desmoldar. El enfriamiento es esencial: permite que el pastel se endurezca y adquiera esa textura que se deshace en la boca, similar a la de un flan esponjoso. Una textura increíble: entre flan, mousse y nube. Este pastel tiene una consistencia única: se deshace en la boca como un flan, esponjoso como una mousse, ligero como una nube. La ausencia de harina da como resultado una textura fluida y aterciopelada que ni siquiera los pasteles clásicos pueden igualar. Un postre perfecto para dietas equilibradas. Sin azúcar añadido, sin harina y naturalmente ligero, este pastel es ideal para: personas que controlan su azúcar en sangre, dietas sin gluten, programas de pérdida de peso, amantes de los postres saludables y niños, que adoran su dulzura natural. Su simplicidad también lo convierte en una base excelente para algunas variaciones nutricionales muy interesantes. Deliciosas variaciones para mejorar esta receta: Versión de chocolate: agregue 2 cucharadas de cacao puro en polvo para una versión intensa, sin azúcar, pero increíblemente indulgente.