Azúcar glas para decorar el pastel
Miel o jarabe de arce para endulzar
Nueces picadas para espolvorear por encima
Preparación
Paso 1: ¡Empecemos! Primero, precalienta el horno a 180 °C, porque no hay nada más frustrante que tener todos los ingredientes listos y un horno frío. Prepara una bandeja rectangular mediana para hornear, de unos 25 × 30 cm, que forres con papel de hornear o untes con mantequilla y espolvorees con un poco de harina para que el bizcocho no se pegue al hornearse.
Paso 2: En un bol grande, casca los 3 huevos y bátelos bien con el azúcar hasta obtener una mezcla espumosa y de color claro, durante unos 3-4 minutos con la batidora. No escatimes en este paso: bate todo lo que puedas, ya que esto le dará aire al bizcocho y lo hará ligeramente esponjoso.
Paso 3: Incorpora la mantequilla derretida (debe estar tibia, no caliente, para que no se cocinen los huevos) y la esencia de vainilla. Mezcla suavemente con una espátula o cuchara de madera hasta que se integren los ingredientes.
Paso 4: En otro bol, mezcla la harina con la levadura en polvo, el licor de vainilla y una pizca de sal. A continuación, incorpora poco a poco la mezcla seca a la líquida, alternando con la leche: añade un poco de harina, mezcla suavemente, luego un poco de leche y así sucesivamente, hasta que se hayan incorporado todos los ingredientes. Importante: no mezcles demasiado para que la masa no quede densa, solo lo suficiente para que no queden grumos de harina seca.
Paso 5: Incorpora las nueces molidas gruesas; disfruta de su textura crujiente en cada bocado. Si quieres, también puedes añadir algunas nueces enteras o trozos más grandes para darle un toque crujiente extra.
Paso 6: Vierte la masa en el molde preparado y alísala con una espátula. Puedes espolvorear nueces picadas por encima para decorar y, además, le dará un aspecto más apetecible al pastel. Mete el molde en el horno y déjalo a temperatura media (180 °C) durante unos 35 minutos. Te recomiendo que compruebes la cocción con un palillo a los 30 minutos para que no se seque; si el palillo sale limpio, ¡está listo! El pastel debe quedar dorado y su aroma a frutos secos y pudín debe inundar la cocina.
Variaciones y consejos
