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En un bol mezcla la harina con la sal y la mantequilla derretida.
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Agrega el huevo y poco a poco la leche, amasando hasta obtener una masa suave y manejable.
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Deja reposar la masa tapada por unos 20 minutos.
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Extiende la masa con un rodillo hasta que quede delgada y corta en rectángulos o triángulos.
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Calienta abundante aceite en una sartén y fríe los pastelitos hasta que estén dorados y crujientes por ambos lados.
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Escurre sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
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Finalmente, báñalos con miel caliente o jarabe al gusto.
✨ Consejos:
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Puedes añadir una pizca de canela o ralladura de limón a la masa para darles un toque especial.
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Si prefieres, puedes rellenarlos con dulce de leche, mermelada o queso antes de freírlos.
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Se disfrutan mejor tibios, recién bañados en miel.