Pensaba que era la típica tarta de manzana… ¡pero es la más suave y ligera que he probado nunca! ¡Esta vez mi suegra se ha superado!

Preparar la masa base.

En un bol grande, cascar los huevos y añadir el eritritol y el azúcar de vainilla. Con una batidora eléctrica o unas varillas, batir la mezcla durante unos minutos hasta que esté ligera y esponjosa.

– Mezcla los ingredientes secos.

Incorpora la harina tamizada y la levadura en polvo, añadiéndolas poco a poco y mezclando con movimientos suaves de abajo hacia arriba para evitar que la mezcla se baje.

– Añade la mantequilla.

Vierte la mantequilla derretida (ligeramente tibia) en un hilo fino y mezcla bien hasta obtener una masa suave y homogénea, ni muy espesa ni muy líquida.

– Prepara las manzanas.

Pela las manzanas, quítales el corazón y córtalas en dados uniformes. Si quieres, puedes espolvorearlas con una pizca de canela para darles un toque más aromático.

– Monta el pastel.

Engrasa ligeramente un molde redondo de 22 cm con mantequilla o fórralo con papel de horno. Extiende los dados de manzana en el fondo, luego vierte la masa encima, alisándola con una espátula.

– Hornea y llena tu cocina de deliciosos aromas. Hornea el pastel en un horno precalentado a 180 °C (350 °F) durante 30-45 minutos, hasta que esté dorado. El tiempo de horneado puede variar según tu horno: comprueba la cocción con un palillo; debe salir limpio.

—Sirve y disfruta.

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