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Lava y seca los filetes.
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Sazona con sal, pimienta y limón.
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Pasa por harina.
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Fríe en aceite caliente hasta dorar.
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Escurre y sirve con rodajas de limón.
Conclusión
El pescado frito es mucho más que un plato: es tradición, cultura y sabor. Con la técnica correcta, ingredientes frescos y pequeños trucos, se logra un resultado crujiente, jugoso y delicioso que conquista a niños y adultos por igual.