Una nueva frontera para la oftalmología moderna
Los investigadores señalan que este microchip ocular no cura la degeneración macular, pero ofrece algo igualmente valioso: la posibilidad de recuperar una visión central funcional. Poder leer, escribir o ver el rostro de un ser querido son logros que, hasta hace poco, parecían inalcanzables.
A futuro, se espera desarrollar versiones con mayor número de píxeles para aumentar la resolución, así como estrategias de entrenamiento más efectivas. Los autores también destacan la necesidad de seguir evaluando la duración del implante y su adaptación a diferentes tipos de ceguera.
Para los especialistas, este avance marca el inicio de una nueva era. La unión entre biología, microelectrónica y neurociencia está consiguiendo algo que parecía reservado a la fantasía: devolver la luz a los ojos que la habían perdido. Y aunque aún queda camino por recorrer, el horizonte, por fin, empieza a verse con claridad.