Cada mañana, el cuerpo se despierta después de varias horas de descanso, pero también de ayuno y deshidratación. Durante la noche, seguimos eliminando agua por la respiración, el sudor y la función natural de los órganos. Por eso, al abrir los ojos, nuestro organismo está sediento, aunque no siempre lo notemos.
Beber agua justo después de levantarte es una práctica sencilla, pero poderosa, que activa los órganos internos, mejora la digestión y ayuda a eliminar toxinas acumuladas durante el descanso. A continuación, conocerás las principales razones científicas por las que este hábito puede transformar tu salud.