Orinar en la ducha puede parecer una acción inocente e incluso conveniente para algunos, pero esta práctica puede tener consecuencias que van más allá de lo que imaginas. Desde problemas de salud hasta cuestiones de higiene y normas sociales, hay varias razones para evitarlo.
1. Higiene personal
Aunque usamos agua y jabón para limpiar nuestro cuerpo, orinar en un espacio diseñado para la limpieza puede ser contraproducente. La orina contiene sustancias que, aunque inicialmente estériles, pueden convertirse en un foco de bacterias en el ambiente húmedo de la ducha. Esto puede favorecer infecciones, especialmente si hay cortes o heridas en la piel.
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Bacterias y hongos: La humedad combinada con la orina favorece la proliferación de microorganismos nocivos.