Ya lo sé: cuando oyes “chuletas de calabacín”, inmediatamente piensas en algo frito, grasiento y delicioso. Y sí… lo es. Pero te diré la verdad: empecé a hacerlas en el horno o en una sartén con muy poco aceite, y sorprendentemente, no las extrañé tanto. Al contrario.
Empecé con un poco de escepticismo, porque, seamos sinceras: deshacer una chuleta es arriesgado. Pero con algunos trucos (como un rebozado bien hecho, un horno bien caliente y un chorrito de aceite en su punto justo), el resultado es realmente delicioso. Crujientes por fuera, fibrosas por dentro, sin esa sensación de recién mojadas en aceite.
Y son perfectas para un segundo plato con un toque sabroso, saciante y con buena pinta, pero sin ser demasiado pesadas. También las suelo hacer por la noche, cuando tengo antojo de algo rico pero quiero que sea ligero. ¿Y si te sobra? Mejor aún: caliéntalos al día siguiente y estarán aún más ricos.
Chuletas de Calabacín: Crujientes, Ligeras y Fibrosas… Incluso Sin Freír
Chuletas de Calabacín
Tiempo Aproximado
Preparación: 20 minutos
(Cortar, Rellenar, Rebozar… como siempre)
Hornear: Unos 25 minutos
(o 15-20 minutos en una freidora de aire)
Total: Unos 45 minutos
Calorías
Por Ración: Unas 470-480 kcal
(para una ración generosa de segundo plato, con 2-3 chuletas por persona)
Ingredientes (para 4 personas)
3 calabacines (no demasiado grandes, si no, serán difíciles de freír)
3 huevos
120 g de queso rallado (parmesano o una mezcla)
180 g de pan rallado integral
Harina de sémola, la necesaria (solo para espolvorear, con un poco es suficiente)
Sal al gusto
Unas lonchas de jamón cocido
Ligeras Mozzarella o scamorza al gusto (suelo usar mozzarella ahumada porque le da más sabor) o incluso galbanino ligero.
Menta fresca picada (opcional, pero si te gusta, queda genial).
Un chorrito de aceite de oliva virgen extra.
Preparación:
Primero, lava los calabacines.