¿Qué es lo que realmente ve tu alma mientras duermes – La visión prohibida de Edgar Cayce

Durante siglos, el sueño fue visto únicamente como una necesidad biológica. Dormir para descansar el cuerpo, cerrar los ojos y apagar la mente. Sin embargo, antiguas tradiciones espirituales y revelaciones modernas coinciden en algo inquietante: mientras el cuerpo duerme, el alma permanece despierta.

Según enseñanzas atribuidas a Edgar Cayce, el sueño no es un vacío inconsciente, sino una puerta hacia realidades que la mente despierta no puede procesar. Cayce afirmaba que, al dormir, el alma se libera parcialmente de las limitaciones físicas y accede a planos donde el tiempo, la materia y la identidad funcionan de otra manera.

En este contexto, una reciente revelación atribuida a un ex cardenal del Vaticano vuelve a encender la polémica: existiría un método ancestral, utilizado en secreto por líderes influyentes y figuras públicas, que aprovecha el estado previo al sueño para manifestar deseos y moldear la realidad personal. Esta práctica habría sido censurada durante más de 1.500 años por su enorme poder transformador.

A continuación, visualiza todos estos conceptos en el siguiente vídeo del canal de: El poder de la mente:

 

La verdad oculta del sueño
Para Cayce, el sueño es el momento en el que la conciencia ordinaria se silencia y deja espacio a la conciencia superior. No se trata de fantasías ni de simples imágenes creadas por el cerebro. Es una experiencia real del alma en otros niveles de existencia.

Mientras dormimos:

El cuerpo físico descansa.

La mente racional se aquieta.

El alma se mueve con mayor libertad.

Es en ese estado donde se activan zonas profundas del cerebro que normalmente permanecen inactivas, permitiendo percepciones, intuiciones y comprensiones imposibles durante la vigilia.

Las tres dimensiones del alma
Edgar Cayce describía el alma como un viajero entre tres dimensiones principales durante el sueño:

Dimensión física
Aquí se procesan recuerdos, emociones recientes y tensiones del día. Muchos sueños cotidianos nacen en este nivel.

Dimensión psíquica o intermedia
Es el espacio donde aparecen símbolos, mensajes y advertencias. En este plano, el alma traduce información espiritual a un lenguaje que la mente pueda comprender.

Dimensión espiritual
La más profunda y menos accesible conscientemente. En ella, el alma entra en contacto con verdades universales, registros de otras vidas y el propósito personal. Al despertar, solo fragmentos de esta experiencia llegan a la memoria.

¿Sueños o realidades?
Desde esta visión, la pregunta cambia por completo. No se trata de si los sueños son reales, sino qué parte de la realidad estamos observando.

Muchos sueños no serían inventos del cerebro, sino experiencias auténticas que la mente racional, limitada por el lenguaje y la lógica, intenta traducir en imágenes confusas al despertar. Por eso, ciertas escenas parecen absurdas, pero dejan una emoción intensa o una sensación de revelación.

Cayce sostenía que prestar atención a estas emociones es más importante que interpretar literalmente las imágenes.

El ritual secreto antes de dormir
La técnica mencionada en las recientes revelaciones se basa en un principio simple pero poderoso: el estado mental previo al sueño determina lo que el alma experimenta.

El ritual consiste en:

Silenciar distracciones externas.

Alinear intención, emoción y pensamiento.

Formular internamente un deseo, pregunta o propósito claro.

En ese umbral entre vigilia y sueño, la mente consciente se debilita y la intención penetra directamente en niveles profundos del ser. Según Cayce, allí se siembran ideas que luego se manifiestan como intuiciones, decisiones acertadas o cambios sutiles en la realidad cotidiana.

No es magia ni hipnosis, sino una forma antigua de autoprogramación espiritual, temida durante siglos por instituciones que buscaban controlar el acceso al conocimiento interior.

Agradecimientos
Este contenido se inspira en las enseñanzas atribuidas a Edgar Cayce y en tradiciones espirituales antiguas que entendían el sueño como un acto sagrado. A quienes se atreven a observar su mundo interior con respeto y conciencia, estas ideas siguen recordándonos que dormir no es desconectarse, sino viajar.

 

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