Es un gesto de entrega y confianza, como si dijéramos: «Me abro a ti».
La química del beso: ¿Qué sucede en nuestro interior?
Mientras la magia ocurre en el exterior, en nuestro interior se produce una verdadera explosión química.
El cuerpo reacciona instantáneamente, liberando un cóctel de sustancias que promueven el bienestar.
Un baño de oxitocina: Conocida como la «hormona del abrazo» o la hormona de la conexión, la oxitocina se libera en abundancia durante un beso apasionado. Promueve sentimientos de apego, confianza y seguridad, haciéndonos sentir más cerca y conectados con la otra persona.
El corazón se acelera… ¡y se siente bien! ¿Sientes cómo late tu corazón más rápido? Esto sucede porque besar acelera el ritmo cardíaco, dilatando los vasos sanguíneos y mejorando la circulación. Es un pequeño ejercicio para el sistema cardiovascular que además ayuda a reducir la presión arterial.
Una dosis de felicidad: Besar también estimula la producción de dopamina, el neurotransmisor asociado con el placer y la recompensa. Es el mismo que se activa cuando comemos algo delicioso o escuchamos nuestra música favorita.
Más que un gesto: Un vínculo que fortalece la conexión
En una relación, besar es mucho más que un preludio a la intimidad. Es un ritual de reconexión.
Es ese largo “buenos días”, el beso robado en la cocina o el fuerte abrazo antes de dormir.
Estos gestos fomentan la complicidad y reafirman el vínculo afectivo.
Funcionan como un recordatorio sensorial de que la otra persona está ahí, presente y deseada.
Es una poderosa manera de mantener viva la llama y comunicar afecto y amor sin necesidad de una sola palabra.
Preguntas frecuentes sobre los besos