Encontrar una moneda puede ser el primer paso para cambiar la forma en que ves la abundancia. No se trata de esperar grandes cantidades de dinero, sino de abrirte a la posibilidad de recibir. Cuando agradeces lo pequeño, el universo encuentra la manera de multiplicarlo.
En definitiva, esa moneda que aparece en tu camino puede significar muchas cosas: suerte, mensaje espiritual, energía positiva, o simplemente un guiño del destino. Pero más allá del significado que elijas darle, lo importante es el momento. Ese instante en el que te detienes, sonríes y reconoces que, de alguna manera, algo más grande parece estar jugando a tu favor.
La próxima vez que te cruces con una moneda en la calle, no la ignores. Recógela si lo sientes, agradécela si te nace, y guárdala como recordatorio de que las bendiciones, por pequeñas que parezcan, siguen llegando cuando menos lo esperas.