En el mundo de los gestos cotidianos, existen pequeños movimientos que pueden despertar curiosidad y hasta interpretaciones diversas. Uno de ellos ocurre cuando un hombre, en medio de un saludo o al entrelazar los dedos, realiza una leve caricia o rasca suavemente la palma de la mano de una mujer. Aunque pueda parecer un detalle sin importancia, lo cierto es que este gesto tiene múltiples lecturas y depende en gran medida del contexto en que se produzca.
Especialistas en lenguaje corporal coinciden en que no existe un único significado universal para este tipo de contacto. En muchos casos, puede entenderse como un signo de complicidad o cercanía, una forma de transmitir “estoy aquí contigo” sin necesidad de palabras. Cuando se da en un entorno de confianza, acompañado de una mirada amable y una postura relajada, suele ser percibido como una muestra positiva de conexión emocional.