A muchas personas les ocurre lo mismo: están a punto de quedarse dormidas, la respiración se vuelve más lenta, el cuerpo se relaja… y de repente aparece un brusco sobresalto, como si hubieran tropezado o caído desde una altura imaginaria. Ese movimiento inesperado tiene un nombre científico y es mucho más frecuente de lo que parece. Se lo conoce como mioclonía del sueño o sacudida hípnica, y forma parte de las reacciones normales del organismo al entrar en la fase inicial del descanso.
Este fenómeno se produce durante la transición entre la vigilia y el sueño, un momento en el que el cuerpo comienza a disminuir sus funciones de manera gradual. Mientras el cerebro reduce la actividad eléctrica, baja la frecuencia cardiaca, desciende la respiración y los sentidos empiezan a desconectarse del entorno, los músculos todavía pueden conservar un nivel de actividad ligera. Esa diferencia temporal entre lo que ya está apagándose y lo que aún sigue alerta origina un mensaje de alerta que el cerebro interpreta de forma equivocada.