Para la mayoría de las personas, ese sobresalto no es señal de caída ni de peligro. Es simplemente la consecuencia de un mecanismo natural en el que el cuerpo está intentando coordinar el apagado de todas sus funciones. Un ligero “error” en esa transición crea una sensación que se percibe intensa, pero que en realidad no implica ningún daño.
La próxima vez que sientas ese salto extraño, es importante recordar que no indica ningún problema grave. Tu organismo solo está ajustándose, pasando de la actividad consciente al descanso profundo. Es un recordatorio de que incluso en los momentos más cotidianos, como prepararse para dormir, el cuerpo sigue funcionando con una compleja y fascinante coordinación interna.