Calienta la leche
Vierte el litro de leche en una olla y caliéntala a fuego medio, sin dejar que hierva.
La temperatura ideal es de unos 80 °C (cuando empiece a salir vapor y se formen burbujas en los bordes).
Agrega el yogur
Retira la leche del fuego y añade el yogur natural. Mezcla bien hasta que se integre completamente.
Agrega el limón
Añade el jugo de medio limón y mezcla suavemente. Verás cómo la leche empieza a cortarse (se separa en cuajada y suero).
Reposa
Deja reposar la mezcla durante unos 15–20 minutos. Esto ayudará a que se separe mejor el suero.
Filtra el queso
Coloca una gasa, paño fino o filtro de tela sobre un colador grande, y vierte la mezcla para colar el suero.
Si quieres, puedes añadir un poco de sal a la cuajada y mezclar.
Forma el queso
Junta la tela para formar una bolsa con la cuajada, y exprime el exceso de líquido.
Luego, ponle peso encima (como una olla con agua) para que escurra bien durante 1–2 horas.
Puedes darle forma con moldes de cocina, vasos, o simplemente dejarlo en la tela.
Refrigera y sirve
Una vez que el queso esté compacto, refrigéralo por al menos 1 hora antes de comerlo.
¡Listo! Tienes un queso fresco, casero, suave y natural.
📝 Consejos adicionales:
Puedes añadirle hierbas secas (orégano, albahaca) o especias (ajo en polvo, pimienta) al gusto.
Si prefieres un queso más cremoso, usa leche entera fresca o incluso mezcla con un poco de crema.