Mezcla la harina, la sal y el azúcar en un bol grande.
En otro recipiente, disuelve la levadura en el agua tibia y deja reposar unos 5 minutos hasta que haga espuma.
Vierte el agua con levadura y el aceite de oliva sobre los ingredientes secos.
Mezcla hasta formar una masa pegajosa.
Traslada la masa a una superficie enharinada y amasa durante 8-10 minutos (o 5 minutos si usas una amasadora).
La masa debe quedar suave, elástica y ligeramente pegajosa al final.
Coloca la masa en un bol ligeramente aceitado, cúbrela con un paño limpio y deja reposar en un lugar cálido durante 1-2 horas, o hasta que doble su tamaño.
Desgasifica la masa presionándola suavemente con las manos.
Forma un rectángulo del tamaño aproximado del molde y enrolla la masa desde un extremo, formando un cilindro.