Pela los ajos y machácalos un poco con un cuchillo (o si prefieres, córtalos en láminas). En la misma sartén donde doraste el conejo, añade los ajos y la guindilla (si la usas), y sofríe a fuego medio hasta que los ajos estén dorados, sin quemarlos.
Vuelve a incorporar el conejo a la sartén, sube un poco el fuego y añade el vino blanco. Deja que se evapore el alcohol durante un par de minutos.
Añade el caldo de carne o agua y el tomillo o romero. Cocina a fuego medio-bajo durante unos 20-25 minutos, removiendo de vez en cuando, hasta que el conejo esté bien tierno y la salsa haya reducido.
Prueba y ajusta de sal si es necesario. Sirve caliente, acompañado de patatas fritas, una ensalada o un buen trozo de pan para mojar en la salsa.
Este es un plato sencillo pero con un sabor brutal.
💡 Consejos para un conejo al ajillo sabroso y tierno
Elige un conejo fresco y de calidad. Eso marca mucho la diferencia en sabor y textura.
Salpimienta bien los trozos antes de dorarlos. Esto ayuda a potenciar el sabor.
Dora el conejo con paciencia. Un buen dorado sellará los jugos y aportará sabor a la salsa.
No quemes los ajos. Sofríelos a fuego medio hasta que estén dorados, pero sin llegar a quemarse para evitar amargor.
Evapora bien el alcohol del vino. Deja que se evapore un par de minutos para que no quede sabor fuerte a alcohol.
Usa caldo de carne para más sabor, aunque con agua también queda rico.
Cocina a fuego medio-bajo y con tapa para que el conejo quede tierno y la salsa se concentre.
Remueve de vez en cuando para que la salsa no se pegue ni se queme.
Ajusta la sal al final, pues el caldo puede tener ya sal.
🌿 Variantes y extras para el conejo al ajillo
Añade un toque picante con más guindilla o un poco de pimienta cayena si te gusta el picor.