-
Calienta aceite en una sartén a temperatura media (si usas vitrocerámica, nivel 7).
-
Fríe los roscos despacio, asegurándote de que no se quemen por fuera y queden crudos por dentro.
-
Retira y coloca sobre papel de cocina para absorber el exceso de aceite.
-
Espolvorea con azúcar inmediatamente.
Consejos
-
No es necesario que se enfríen para comerlos; recién hechos son irresistibles.
-
Ajusta la cantidad de harina para evitar que queden duros.
-
El aceite no debe estar demasiado caliente para un fritado uniforme.