úcar baja demasiado, el organismo libera hormonas del estrés como el cortisol y la adrenalina para estabilizarla. Estas hormonas también pueden estimular la alerta y provocar un despertar repentino.
El entorno del sueño también influye. Una habitación que se vuelve demasiado cálida o demasiado fría, luces que entran desde la calle o incluso el movimiento de una pareja pueden interrumpir el descanso. A medida que el cerebro entra en fases más ligeras, se vuelve más sensible a estas interrupciones.
Algunas personas relacionan despertarse a las 3 o 4 a. m. con creencias espirituales o culturales, llamándolo a veces una “hora especial” de consciencia o transformación. Aunque estas interpretaciones pueden ser significativas a nivel personal, la ciencia médica se centra más en causas físicas y psicológicas que en explicaciones místicas.