En una olla grande, vierte las 4 tazas de leche y agrega la cebolla pelada y cortada en mitades, los dientes de ajo enteros y las hojas de laurel. Calienta la leche a fuego medio hasta que esté caliente pero sin llegar a hervir. Esto ayudará a infusionar los sabores de la cebolla, el ajo y el laurel en la leche.
Mientras tanto, en otra olla a fuego medio, derrite la manteca o margarina. Una vez derretida, agrega la harina de trigo y mezcla bien con un batidor de mano para formar una especie de pasta (roux). Cocina la mezcla de harina y manteca durante unos minutos, revolviendo constantemente, para cocinar la harina y evitar que tenga sabor a crudo.
Retira la cebolla, los dientes de ajo y las hojas de laurel de la leche caliente y deséchalos. Vierte la leche gradualmente sobre la mezcla de harina y manteca, revolviendo constantemente para evitar grumos.
Continúa cocinando la salsa a fuego medio-bajo, revolviendo constantemente, hasta que espese y adquiera una consistencia cremosa. Esto puede tardar unos 10-15 minutos.
Una vez que la salsa haya espesado, agrega la crema de leche y mezcla bien para combinar. Condimenta la salsa con nuez moscada rallada, pimienta negra molida y sal al gusto. Pruébala y ajusta los condimentos según tu preferencia.
Una vez que la salsa esté lista y haya alcanzado la consistencia deseada, retírala del fuego y sírvela sobre tus pastas preferidas. ¡Disfruta de esta deliciosa salsa blanca casera junto con tus platos de pasta favoritos!
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Esta receta te permitirá preparar una salsa blanca casera perfectamente cremosa y llena de sabor en la comodidad de tu propia cocina. ¡Espero que la disfrutes!