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Preparar los ingredientes.
Cocina los huevos hasta que estén duros, pélalos y córtalos en rodajas finas. Corta también el jamón y el queso en láminas delgadas, de un tamaño similar al pan. -
Armar la primera capa.
Coloca una rebanada de pan sobre una tabla. Unta una fina capa de manteca sobre toda la superficie. Añade una capa de jamón cocido distribuyéndolo de manera uniforme. -
Segunda capa: queso.
Coloca otra rebanada de pan sobre el jamón y vuelve a untar manteca. Añade el queso por encima, cubriendo bien los bordes. -
Tercera capa: huevo.
Agrega una nueva rebanada de pan con manteca y coloca las rodajas de huevo duro. Sazona ligeramente con sal y pimienta si lo deseas. -
Repite el proceso.
Alterna las capas de pan, jamón, queso y huevo hasta formar un sándwich alto con varias capas (aproximadamente 6 de relleno). Termina con una rebanada de pan sin manteca en la parte superior. -
Compactar el sándwich.
Presiona suavemente con la palma de la mano para que las capas se adhieran sin aplastar el pan. -
Refrigerar.
Envuelve el sándwich con papel film y llévalo al refrigerador durante 30 minutos. Este paso es clave para que el pan absorba ligeramente la humedad de los ingredientes y el sándwich quede firme y fácil de cortar. -
Cortar y servir.
Retira el film, corta los bordes para emparejarlo y luego corta el sándwich en triángulos o cuadrados. Puedes decorar con una hojita de perejil o una aceituna si lo deseas. -
Tocar final (opcional).
Antes de servir, añade una fina capa de mayonesa o mostaza suave para potenciar el sabor.