Naranja: Una naranja mediana, cortada por la mitad y en rodajas finas, le da a la sangría su característico aroma cítrico. Las rodajas lucen preciosas en la jarra y añaden un toque de dulzura natural al remojarse. Manzana: Una manzana mediana cortada en rodajas finas aporta textura crujiente, color y un dulzor suave que equilibra el toque ácido de los arándanos. Elija una manzana crujiente, como Honeycrisp o Gala, para que las rodajas conserven su forma durante la noche.
Arándanos frescos o congelados: Los arándanos aportan acidez y ese clásico color rubí navideño. Los arándanos congelados son ideales, y si los usa directamente del congelador, enfriarán un poco la mezcla.
Zumo de arándano: El zumo de arándano aporta un toque agridulce a esta sangría de naranja y arándanos. Pruebe un cóctel de zumo de arándano con un poco de azúcar añadido, a menos que prefiera un final más ácido y ácido con zumo 100 % natural.