- 
Calienta abundante aceite de oliva en una sartén grande, suficiente para que los sanjacobos queden casi cubiertos.
 - 
Cocina a fuego medio (5–6 sobre 9) para que no se quemen y se cocinen bien por dentro.
 - 
Fríe los sanjacobos uno a uno, dorando un lado antes de darles la vuelta. Evita moverlos constantemente para que no se desmonten.
 - 
Una vez cocidos, colócalos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.