Si el fiambre no está completamente echado a perder, puedes:
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Cocinarlo bien: al añadirlo a guisos, sopas o platos al horno se eliminan las bacterias.
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Compostaje: si cuentas con un sistema compatible, reduces el desperdicio y mantienes la seguridad alimentaria.
Conclusión: seguridad primero
Al enfrentar fiambres dudosos, equilibra el deseo de evitar desperdicios con la prioridad de la salud. Conoce las señales de deterioro, sigue técnicas de almacenamiento adecuadas y, sobre todo, confía en tu instinto. Cuando tengas dudas, más vale prevenir que lamentar.