A veces el cuerpo habla bajito, casi en susurros, y uno sigue con la rutina sin prestarle mucha atención. Pero hay momentos en los que esas pequeñas señales se vuelven pistas importantes de que algo no anda bien. La pre-diabetes es uno de esos casos en los que el cuerpo empieza a avisar con tiempo, mucho antes de que el problema se convierta en algo más serio. El detalle está en reconocer esas señales y no pasarlas por alto.
La realidad es que muchas personas viven años con pre-diabetes sin saberlo. No duele, no siempre genera síntomas fuertes, y por eso mismo pasa desapercibida. Pero el cuerpo sí envía avisos, algunos muy sutiles y otros un poquito más evidentes, que pueden ayudarte a detectar que tus niveles de azúcar están subiendo más de lo normal.
📌 IMPORTANTE: El video relacionado a esta historia lo encontrarás al final del artículo.
Ahora bien, antes de entrar en materia, vale la pena recordar qué es realmente la pre-diabetes. Básicamente, es una etapa intermedia: no tienes diabetes aún, pero tus niveles de glucosa están más altos de lo que deberían. Imagina que es una especie de semáforo en amarillo. No estás en rojo, pero si sigues de largo y no haces cambios, tarde o temprano vas a cruzar ese límite.
Lo bueno es que la pre-diabetes se puede revertir. Sí, así mismo. Puede echarse hacia atrás con hábitos más saludables, control médico y decisiones a tiempo. Pero para lograr eso, primero hay que identificar esas señales del cuerpo que dicen: “algo está desajustado aquí”.
A continuación, te comparto algunas de las señales más comunes que podrían indicar que estás entrando en un estado de pre-diabetes. No significa que si tienes una o dos automáticamente lo estás, pero sí son alertas para consultar con un profesional y revisar cómo anda tu glucosa.
Cansancio más fuerte de lo normal