Cuando paseo con mis nietos, siempre llevo conmigo guantes, una lupa y un botiquín de primeros auxilios. La prudencia no es miedo, sino una forma de atención protectora.
Señoras, queridas abuelas, hablen de estos peligros a sus hijos y nietos. Una simple advertencia puede salvar vidas. Seamos más que guardianas del hogar: seamos guardianas del conocimiento, para nuestras familias y las generaciones futuras.