Si tu cuello empieza a flacidez, no lo ignores. Esta es la razón por la que sucede.

2. Exposición al sol
Una de las fuerzas más dañinas para la piel es la radiación ultravioleta (UV) del sol. La exposición prolongada descompone el colágeno y la elastina, acelera la formación de arrugas y contribuye significativamente a la flacidez de la piel. El cuello y el pecho, que a menudo se dejan desprotegidos en comparación con el rostro, son los más afectados por el daño solar con el paso de los años.
3. Genética
Así como algunas personas heredan una frente propensa a arrugas o ojeras, otras heredan una predisposición a la flacidez del cuello a una edad temprana. Si tus padres o abuelos desarrollaron flacidez en el cuello en la mediana edad, tú también podrías ser más propenso a experimentarla. Pero la genética no es el destino; las medidas preventivas pueden marcar la diferencia.
4. Fluctuaciones de peso
El aumento o la pérdida rápida de peso puede estirar la piel más allá de su capacidad de recuperación. Después de perder peso, especialmente en el rostro y el cuello, algunas personas quedan con la piel flácida y colgante. Esto puede ser más pronunciado en personas mayores de 40 años, cuya elasticidad cutánea ya ha disminuido.

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