El apio es rico en fibra, que favorece la digestión y la salud cardiovascular, y está repleto de antioxidantes que ayudan a proteger las células del daño.
Un compuesto clave del apio es la apigenina, un flavonoide vegetal muy apreciado en la medicina tradicional china por sus efectos antiinflamatorios, antibacterianos, antivirales y antioxidantes. Una revisión de 2016 sugiere que la apigenina también puede ayudar a combatir el cáncer al desencadenar la apoptosis, un proceso de muerte celular programada que elimina las células dañadas o anormales.
Shutterstock
Las investigaciones realizadas en ratones indican además que la apigenina puede reducir la inflamación al disminuir ciertas proteínas inflamatorias, lo que ayuda a restablecer el equilibrio del sistema inmunitario.
El apio también contiene luteolina, otro flavonoide que, según los científicos, puede prevenir la propagación de las células cancerosas y hacerlas más vulnerables al tratamiento. Aunque es necesario realizar más investigaciones en seres humanos, estos hallazgos destacan el apio como un superalimento potencial que vale la pena incluir en la dieta.
Más allá de la dieta
Por supuesto, la vida de Madame Chiang no solo giró en torno a la salud. Con un inglés fluido y una sólida formación académica en Estados Unidos, se convirtió en una carismática enviada de China, ejerciendo presión sobre el Congreso durante la Segunda Guerra Mundial, reuniéndose con presidentes e incluso apareciendo en la portada de la revista Time en múltiples ocasiones.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Madame Chiang fue aclamada como una heroína de la causa aliada, encarnando una China que estaba en guerra pero no se rendía; la Associated Press incluso la llamó «una Juana de Arco moderna».
Wikipedia Commons / LA Times
En la época de la Guerra Fría, su papel evolucionó hacia una personalidad más dura y militante, que la retrataba como una especie de Madre Coraje del anticomunismo.
También fundó escuelas para huérfanos de guerra, lo que le valió la reputación de líder compasiva e inteligente.
Incluso después de la muerte de su marido, siguió activa y lúcida, y organizó exposiciones de sus pinturas chinas en Nueva York cuando tenía más de 100 años. Su vida combinó belleza, inteligencia y disciplina, dejando un legado que sigue inspirando a las mujeres de todo el mundo.