SU PADRE LA CASÓ CON UN MENDIGO PORQUE NACIÓ CIEGA — Y ESTO FUE LO QUE PASÓ
Una mañana, su padre entró en el pequeño cuarto donde Zainab estaba sentada en silencio, acariciando las páginas de un viejo libro en braille.
Arrojó una tela doblada sobre su regazo.
—Te casas mañana —dijo con voz fría.
Zainab se quedó inmóvil. Sus palabras no tenían sentido.
¿Casarse? ¿Con quién?
—Con un mendigo de la mezquita —agregó su padre.
—Tú eres ciega. Él es pobre. Hacen buena pareja.
Sintió cómo la sangre abandonaba su rostro.
Quiso gritar, pero no salió palabra alguna.
No tenía opción.
Nunca le habían dado una.
Al día siguiente, se casó en una ceremonia breve y apresurada.
Por supuesto, no vio el rostro del hombre, y nadie se atrevió a describírselo.
Su padre la empujó hacia él y le dijo que tomara su brazo.
Ella obedeció, como un fantasma en su propio cuerpo.
La gente reía a escondidas —
“La ciega y el mendigo.”
