 
		SU PADRE LA CASÓ CON UN MENDIGO PORQUE NACIÓ CIEGA — Y ESTO FUE LO QUE PASÓ
—¿Sigues viva? ¿Aún finges ser esposa de ese mendigo?
Zainab sintió cómo las lágrimas querían salir, pero se mantuvo firme.
—Soy feliz —dijo.
Aminah rió con crueldad.
—Ni siquiera sabes cómo luce. Es basura. Como tú.
Y luego, susurró unas palabras que destrozaron el corazón de Zainab:
—Él no es un mendigo. Zainab, te engañaron.
Zainab volvió a casa tambaleándose, confundida.
Esperó hasta la noche, y cuando Yusha regresó, volvió a preguntar — pero esta vez, con valentía:
—Dime la verdad. ¿Quién eres en realidad?
Y entonces, Yusha se arrodilló frente a ella, tomó sus manos, y dijo:
—No era el momento… pero ya no puedo seguir mintiéndote.
Su corazón latía con fuerza.
Yusha respiró hondo.