Instrucciones:
Paso 1: Preparar los ingredientes secos
En un tazón grande, tamiza la harina de trigo junto con el polvo de hornear y la pizca de sal. Tamizar los ingredientes secos asegurará que no haya grumos y que la masa quede suave y ligera.
Paso 2: Mezclar los ingredientes líquidos
En otro recipiente, bate el huevo con el azúcar hasta que la mezcla quede suave y homogénea. Añade la esencia de vainilla y el agua. Mezcla bien hasta que todo se combine.
Paso 3: Unir los ingredientes
Haz un hueco en el centro de los ingredientes secos y vierte la mezcla líquida. Con una cuchara de madera o una espátula, mezcla todo hasta obtener una masa suave y ligeramente pegajosa. Si la masa está muy espesa, puedes agregar un poco más de agua, pero con cuidado de no hacerla demasiado líquida.
Paso 4: Formar los buñuelos
Con las manos ligeramente enharinadas o con una cucharita, toma pequeñas porciones de masa y forma bolitas de aproximadamente 2 cm de diámetro. Puedes hacerlos más grandes si lo prefieres, pero ten en cuenta que mientras más grandes, más tiempo necesitarán para cocinarse.
Paso 5: Freír los buñuelos
En una sartén grande, calienta suficiente aceite a fuego medio-alto. Para saber si el aceite está listo, coloca una pequeña bolita de masa; si empieza a burbujear y a flotar, ya está listo para freír.
Introduce los buñuelos en el aceite caliente, con cuidado de no sobrecargar la sartén. Fría los buñuelos por unos 3-4 minutos o hasta que estén dorados y crujientes por fuera. Es importante no freírlos a fuego demasiado alto, ya que esto puede hacer que se quemen por fuera y queden crudos por dentro.
Paso 6: Escurrir y servir
Una vez que los buñuelos estén dorados, sácalos con una espumadera y colócalos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. Si lo deseas, puedes espolvorear azúcar glass o canela por encima para darles un toque extra de sabor.
Paso 7: Disfrutar
¡Tus buñuelos están listos! Puedes disfrutarlos tal cual o acompañarlos con una buena taza de chocolate caliente, miel o sirope de frutas.