Este donut huele a recuerdos: ¿recuerdas el calor de la casa de tu abuela, donde las tardes grises y lluviosas se transformaban en horas despreocupadas cocinando? Un sendero acogedor llevó a todos a la cocina, con la nariz pegada al cristal del horno, para ver crecer la obra maestra que acababa de preparar. Hacer esta receta te hará sentir como un niño nuevamente. El resultado, sin embargo, supera con creces cualquiera de tus expectativas: un bizcocho altísimo, suave y blanco como la nieve, con un sabor delicado y envolvente a la vez.
Para conseguirlo, mi abuela tamizaba dos veces la harina, junto con la levadura. Trabajó las claras el mayor tiempo posible para que crecieran desproporcionadas y luego las incorporó lenta y delicadamente, como se hacía antaño, sin prisas.
Y luego… ¿tienes curiosidad por saber cómo proceder? ¡Vamos a empezar!

Donut de chocolate blanco, muy alto y tierno: ingredientes y preparación