¿Tienes los pies fríos o adormecidos? Podrías estar sufriendo de algo más profundo

En casos más avanzados, también puede observarse una disminución de vello en los pies y piernas, piel seca o agrietada, uñas quebradizas y heridas que tardan mucho en cicatrizar. Todos estos son indicadores de que el flujo sanguíneo no es el adecuado, lo que limita la capacidad de reparación del cuerpo y debilita la salud de los tejidos.

Las causas de la mala circulación pueden ser múltiples, pero una de las más comunes es la arteriopatía periférica, una condición en la que las arterias se estrechan debido a la acumulación de placas de grasa, lo que dificulta el paso de la sangre. Otros factores que pueden contribuir son la diabetes, el tabaquismo, la obesidad, el sedentarismo y la hipertensión arterial. También el envejecimiento natural del cuerpo puede influir en una menor eficiencia del sistema circulatorio.

Además, ciertas profesiones o estilos de vida pueden aumentar el riesgo. Por ejemplo, las personas que permanecen muchas horas sentadas o de pie sin moverse, como oficinistas o cajeros, tienen más probabilidades de desarrollar problemas de circulación. Lo mismo ocurre con quienes usan ropa o calzado demasiado ajustado, lo cual puede comprimir las venas y dificultar el retorno sanguíneo.

Para mejorar la circulación en los pies, es fundamental adoptar hábitos saludables. Caminar al menos 30 minutos al día, subir escaleras, mover los dedos de los pies regularmente y realizar estiramientos ayudan a estimular el flujo sanguíneo. También se recomienda evitar estar mucho tiempo en la misma posición, elevar las piernas al descansar y optar por calzado cómodo que no oprima los pies.

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