Fármacos como la gentamicina o la amikacina, aunque efectivos contra infecciones graves, pueden generar nefrotoxicidad, afectando las nefronas que filtran la sangre y producen orina. Su uso requiere estricta supervisión médica.
5. Litio para el trastorno bipolar
El tratamiento prolongado con litio puede derivar en insuficiencia renal y diabetes insípida nefrogénica. Por ello, quienes lo utilizan deben realizar controles periódicos con nefrólogos y psiquiatras.
6. Diuréticos
Aunque ayudan a tratar hipertensión y retención de líquidos, los diuréticos aumentan el trabajo de los riñones, pudiendo causar deshidratación, desequilibrio electrolítico y falla renal con el tiempo.
7. Medicamentos para la presión arterial
Algunos inhibidores del sistema renina-angiotensina (RAS) pueden alterar el funcionamiento renal a largo plazo. Pese a estos hallazgos, no deben suspenderse sin indicación médica, ya que son esenciales para controlar la hipertensión.
Consejos y recomendaciones para proteger tus riñones
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Controla tu presión arterial con chequeos regulares.
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Mantén un peso saludable reduciendo el sobrepeso.
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Regula tus niveles de azúcar en sangre si eres diabético.
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Haz análisis de orina periódicos para detectar proteinuria.
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Evita la automedicación, incluso con medicamentos de venta libre.
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Elimina hábitos nocivos como fumar y el consumo excesivo de alcohol.
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Controla factores cardiovasculares como colesterol y triglicéridos.
El uso prolongado o indebido de ciertos medicamentos puede afectar seriamente la salud renal. No se trata de vivir con miedo, sino de informarse, consultar siempre con un médico y nunca automedicarse. Cuidar los riñones es cuidar la vida.