¿Tu hígado está en peligro?

La ictericia es una de las señales más evidentes de problemas hepáticos. Se produce cuando hay un exceso de bilirrubina en el cuerpo, ya que el hígado no logra eliminarla adecuadamente.

6. Abdomen hinchado o inflamado (ascitis)
Un vientre que se nota hinchado, duro o lleno de líquido, sin haber comido en exceso, puede deberse a una acumulación de líquido en la cavidad abdominal, una complicación común de la cirrosis.

7. Hinchazón en piernas o tobillos
Cuando el hígado deja de funcionar correctamente, el equilibrio de líquidos en el cuerpo se altera. Esto puede causar retención de líquidos en las piernas, tobillos y pies.

8. Picazón intensa en la piel
La acumulación de sales biliares en la sangre puede provocar una picazón persistente. Si te pica la piel sin causa aparente, y no hay sarpullido, podrías estar frente a un síntoma de daño hepático.

9. Vasos sanguíneos en forma de araña
Los llamados angiomas aracniformes son pequeños vasos rojos con forma de araña que pueden aparecer en el rostro, el cuello o el pecho. Son signos sutiles pero comunes en personas con enfermedades del hígado.

10. Moretones o sangrados fáciles
El hígado produce proteínas que ayudan a coagular la sangre. Si notas que te salen moretones con facilidad o que sangras más de lo normal por heridas pequeñas, es momento de revisar la salud de tu hígado.

11. Orina oscura o heces pálidas
Cambios en el color de la orina o las heces también pueden estar relacionados con problemas hepáticos. La orina puede volverse muy oscura, mientras que las heces se tornan claras o blanquecinas por la falta de bilis.

12. Confusión mental o dificultad para concentrarse
Cuando el hígado no puede eliminar las toxinas del cuerpo, estas pueden llegar al cerebro, provocando confusión, pérdida de memoria o incluso cambios en el estado de ánimo. Esta condición se conoce como encefalopatía hepática.

¿Qué hacer si notas estos síntomas?
Si experimentas una o más de estas señales de cirrosis hepática, es fundamental consultar a un médico. Un diagnóstico temprano puede mejorar significativamente el pronóstico. Además, adoptar hábitos saludables como evitar el alcohol, llevar una alimentación balanceada, hacer ejercicio y mantener un peso adecuado, puede ayudar a proteger tu hígado.

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