La deshidratación o una alimentación deficiente también pueden contribuir a que las venas se noten más. Cuando falta agua en el organismo o hay carencias de ciertos nutrientes, la piel puede perder grosor y elasticidad, haciéndola más transparente y dejando ver con claridad lo que hay debajo.
Para cuidar la apariencia de tus manos y mejorar la salud vascular, existen medidas sencillas que puedes incorporar a tu rutina diaria. Beber suficiente agua a lo largo del día ayuda a mantener la piel flexible y bien hidratada. Aplicar aceites naturales, como el de coco o almendras, mediante masajes suaves, puede mejorar la circulación sanguínea y aportar nutrientes esenciales para el cuidado dérmico. También es recomendable mantener un nivel equilibrado de actividad física que favorezca la circulación sin sobrecargar las manos.