La segunda es la regulación efectiva. Las autoridades sanitarias y aduaneras deben reforzar el control sobre la importación de productos magnéticos de alta potencia. Según la Australian Competition and Consumer Commission, la prohibición de estos imanes ha reducido los casos locales, pero el comercio digital sigue abriendo puertas.
La tercera medida apunta al sistema de salud. Los hospitales deben contar con protocolos claros para la atención rápida de estos casos, incluyendo radiografía inmediata, evaluación quirúrgica y comunicación constante con la familia. Un diagnóstico temprano puede marcar la diferencia entre una recuperación completa y una lesión permanente.
Una llamada de atención global
El caso del adolescente que tragó imanes comprados en Temu no es un hecho aislado. En los últimos años, los reportes de ingestión de imanes potentes se han multiplicado en todo el mundo. Cada incidente representa una combinación peligrosa de curiosidad infantil, desinformación y falta de regulación en el comercio digital.
De acuerdo con el estudio del New Zealand Medical Journal, el adolescente sobrevivió gracias a una intervención oportuna. Pero no todos corren la misma suerte. La lección es clara: ningún juguete vale una vida. Los padres, educadores, médicos y autoridades deben actuar juntos para evitar que tragedias como esta se repitan.