Demasiado grandes para ser huevos de insectos, demasiado frágiles para las aves que conocía: era un misterio. Aunque intrigado, los dejó tranquilos y decidió buscar respuestas.
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Thomas tomó algunas fotos detalladas y se las envió a un biólogo que había conocido en un evento local años antes.
Al día siguiente, un grupo de científicos llegó a su granja, ansiosos por investigar. Su análisis los llevó a una conclusión sorprendente.
Aparece una especie rara
Los investigadores identificaron los huevos como pertenecientes a una especie rara de rana arborícola. Estas ranas, hasta ahora desconocidas en la región, habían comenzado a migrar a la zona debido a las condiciones climáticas cambiantes: las temperaturas más cálidas y las lluvias más abundantes estaban creando nuevos hábitats.