En un bol, mezcle la harina de garbanzo con agua hasta obtener una mezcla homogénea y sin grumos. Esta mezcla actuará como aglutinante, sustituyendo al huevo y facilitando la adherencia del rebozado.
Preparación del rebozado crujiente
En un plato hondo, mezcle el panko con el perejil picado, el pimentón y una pizca de sal. Mezcla bien: esto creará un rebozado crujiente y sabroso para tus chuletas.
Reboza las rodajas
Pasa cada rodaja de coliflor primero por la mezcla de harina de garbanzos, dejando que escurra el exceso, y luego por el rebozado de pan rallado, presionando ligeramente para que se adhiera.
Hornea
Coloca las rodajas rebozadas en una bandeja de horno forrada con papel vegetal, rocíalas con abundante aceite de oliva y hornéalas en un horno precalentado a 200 °C (400 °F) durante unos 30 minutos, dándoles la vuelta a la mitad de la cocción. Deben quedar doradas y crujientes.
Sirve
Retira del horno y sirve caliente: el contraste entre el interior suave y la corteza crujiente te cautivará desde el primer bocado.
Consejos y variaciones
Especias: Puedes enriquecer el rebozado con curry, cúrcuma o chile para un sabor más intenso.
Versión sin horno: También puedes cocinarlas en una sartén antiadherente con un chorrito de aceite. Con 5-6 minutos por lado será suficiente.
Sugerencias de presentación: Perfectas con una ensalada fresca de verano o una vinagreta vegana de yogur y limón.
Sin desperdicio: Con la coliflor sobrante, puedes preparar una crema, una guarnición al vapor o albóndigas veganas pequeñas.
¿Por qué probarlas?
Las chuletas de coliflor veganas son un plato nutritivo, ligero y rico en fibra, ideal para quienes desean reducir su consumo de carne sin renunciar al sabor. El rebozado de harina de garbanzo aporta proteína vegetal, mientras que el pan rallado panko proporciona una textura crujiente que gusta tanto a adultos como a niños.
Un plato sencillo, económico y sorprendente que te hará ver la coliflor con otros ojos.