Tenía unos ojos ardientes, un encanto peligroso y un talento que lo convirtió en una de las estrellas más magnéticas de Hollywood en los años 80.
Pero detrás de la fama, las alfombras rojas y los flashes de las cámaras, una decisión desgarradora lo ha perseguido toda su vida.
Porque antes de convertirse en un actor nominado al Óscar… era un padre joven que abandonó a su hija cuando solo tenía siete meses.
Nacido en Biloxi, Misisipi, en 1956, Eric Roberts saltó a la fama como uno de los protagonistas más prometedores de su generación.
Tras cosechar excelentes críticas en Broadway por Burn This, rápidamente irrumpió en la escena cinematográfica, obteniendo nominaciones a los Globos de Oro por King of the Gypsies, Star 80 y Runaway Train.
Lisa Roberts, Eric Roberts, Julia Roberts y Jon Voight en el estreno de «Runaway Train» en 1985 (Ron Galella / Getty Images)
A mediados de la década de 1980, Eric era un referente en Hollywood: guapo, talentoso e imparable. Pero lejos de los focos, el actor se estaba sumiendo en la adicción, y esa oscuridad pronto destrozaría a su familia.
Cuando nació Emma, la hija de Eric, el 10 de febrero de 1991, no tardó mucho en desmoronarse todo.
La abandonó cuando tenía 7 meses
«Abandoné a Kelly cuando Emma solo tenía siete meses», admitió en una ocasión, refiriéndose a su ex pareja Kelly Cunningham y a su hija pequeña.
En ese momento, Roberts estaba sumido en sus problemas con el consumo de drogas. La relación se rompió y Kelly obtuvo la custodia total de Emma.
«No podía afrontar la realidad de tener un bebé en mi vida, ni podía afrontar ser padre», reflexionó en sus memorias de 2024, Runaway Train.
Y lo que es peor, la mundialmente famosa hermana de Eric, Julia Roberts, se puso del lado de Kelly en el juicio.
Muchos lo vieron como una traición de Julia Roberts a su hermano, como una puñalada por la espalda. Pero, según Eric, no fue así en absoluto.