“Cuando perdí a Xavier, mi primer hijo, sentí que no podría continuar. Le dije a Dios que si se llevaba a mi bebé, también debería llevarme a mí”, confesó Amanda. Esa pérdida la dejó con un profundo dolor y, según sus propias palabras, con resentimiento hacia Dios. Sin embargo, con el paso del tiempo, y después de ser madre de dos niñas saludables, su visión comenzó a cambiar.
En agosto de 2022, Amanda y su esposo, Kyle, dieron la bienvenida a su hijo Jay. Y ahora, en 2025, está embarazada nuevamente, esperando otro niño al que llamarán Kyler. Sin embargo, el camino no ha sido fácil: en esta ocasión, los médicos detectaron en Kyler una condición cardíaca congénita, una anomalía en el tabique aórtico que podría representar complicaciones al nacer.
Ante este panorama, Amanda confiesa que cada visita al médico la enfrenta con oración, pidiéndole a Dios que proteja al bebé. Fue durante una de esas ecografías de alto riesgo, a fines de mayo, cuando su hija menor, Bailey, notó algo fuera de lo común. “¿De quién es esa mano?”, le preguntó. En la imagen se observa una forma que parece claramente una mano abierta, como si estuviera sosteniendo la cabeza del bebé con ternura.
Amanda compartió esa imagen en redes y su publicación se viralizó rápidamente. Miles de usuarios coincidieron en que se trata de una escena poderosa y muchos ofrecieron mensajes de apoyo, fe y esperanza. Para ella, fue una confirmación de que no está sola. “Lloré al ver esa imagen. Sentí que Dios realmente estaba ahí, sosteniéndonos”.