Preparación
1. Preparar los ramequines
Precalienta el horno a 190 °C (375 °F). Unta generosamente con mantequilla cada molde individual y espolvoréalo ligeramente con azúcar. Esto ayuda a que los suflés suban de manera uniforme y evita que se peguen. Colócalos sobre una bandeja para hornear.
2. Prepara la base de vainilla
En una cacerola mediana a fuego medio, derrita la mantequilla. Añada la harina y bata durante 1-2 minutos hasta obtener un roux suave (de consistencia pastosa). Vierta poco a poco la leche tibia sin dejar de batir para evitar grumos. Cocine hasta que la mezcla espese ligeramente, unos 3 minutos.
Retira del fuego y añade la esencia de vainilla y la sal, batiendo bien. Deja que la mezcla se enfríe un poco y luego incorpora las yemas de huevo una a una, batiendo hasta obtener una crema suave y homogénea. Vierte la mezcla en un bol grande.
3. Batir las claras de huevo
En un bol aparte, limpio y seco, batir las claras con una batidora eléctrica hasta que se formen picos suaves. Añadir el azúcar poco a poco sin dejar de batir hasta obtener picos firmes y brillantes. El merengue debe mantener su forma, pero con una textura sedosa, no granulosa.
4. Doblar y combinar
Con una espátula de goma, incorpore suavemente un tercio de las claras batidas a la base de vainilla para aligerarla. Luego, incorpore con cuidado el resto de las claras en dos tandas, mezclando desde abajo hacia arriba y en círculos para que quede esponjosa. Evite mezclar en exceso.
5. Rellenar y hornear
Reparte la masa uniformemente en los ramequines o moldes para magdalenas preparados, llenándolos hasta ¾ de su capacidad. Alisa la superficie con una espátula.
Hornea durante 15-18 minutos, o hasta que los suflés hayan subido y estén dorados. Evita abrir la puerta del horno durante la cocción para que no se desinflen.
6. Servir inmediatamente
Una vez horneados, retira los suflés del horno y espolvoréalos generosamente con azúcar glas. Sírvelos inmediatamente; los suflés se disfrutan mejor tibios, aún esponjosos y delicados.
Sugerencias de presentación
Estos suflés de vainilla son celestiales por sí solos, pero puedes realzarlos con:
Un chorrito de natillas calientes, salsa de chocolate o caramelo
Bayas frescas y una cucharada de crema batida
Un ligero toque de canela o nuez moscada para un aroma extra
Consejos para el éxito
Huevos a temperatura ambiente: Se baten mejor y crean más volumen.
Recipiente limpio para las claras de huevo: Cualquier rastro de grasa impedirá que se monten correctamente.
Servir inmediatamente: Los soufflés se desinflan naturalmente al enfriarse, así que tenga todo listo para disfrutar tan pronto como salgan del horno.
Conclusión
Estos esponjosos vasitos de soufflé de vainilla son una oda a la sencillez y la elegancia: un postre ligero como el aire, pero con un intenso sabor a vainilla. Con su superficie dorada y su interior suave como una nube, son el broche de oro perfecto para cualquier comida. Tanto si horneas para invitados como si te das un capricho, esta receta de soufflé te garantiza un momento de puro placer en cada cucharada.