Una forma significativa de mantener viva su memoria es promover espacios de iniciación al patinaje artístico, crear programas de becas y acompañamiento para deportistas en formación y fortalecer redes de apoyo emocional. El legado de estas jóvenes promesas nos recuerda que el deporte puede transformar vidas cuando se practica con responsabilidad, guía profesional y un entorno que cuida.
La partida de dos talentos tan queridos deja un vacío difícil de llenar. Sin embargo, su ejemplo perdurará en cada ensayo, en cada coreografía y en cada nuevo sueño que nazca sobre el hielo. Que su recuerdo sea impulso para redoblar esfuerzos en la formación segura y el bienestar integral de todas las personas que aman el patinaje artístico.