Esto sugiere que bloquear la acción de ReHMGB1 podría convertirse en una herramienta poderosa para prevenir o ralentizar el deterioro que acompaña al paso del tiempo. Aunque aún falta camino por recorrer antes de llegar a tratamientos aplicables en humanos, el enfoque es prometedor.
Comprender cómo se transmite el envejecimiento dentro del cuerpo revoluciona la visión tradicional del proceso de envejecer. Ya no se trata solamente de mejorar la salud celular de forma aislada, sino de interrumpir los circuitos de propagación que lo aceleran. Y en ese camino, la proteína ReHMGB1 se convierte en una pieza clave para el desarrollo de terapias que podrían prolongar la vitalidad de los tejidos y mejorar la calidad de vida en la edad avanzada.